2 millones de personas podrían padecer el síndrome de piernas inquietas en España, según estimaciones realizadas por expertos en la materia. Este trastorno neurológico, caracterizado por la sensación incómoda y la necesidad de mover las piernas, afecta aproximadamente al 10% de la población adulta y al 4% de los niños y adolescentes.
Lo preocupante es que hasta un 90% de las personas que lo padecen podrían estar sin diagnosticar. Esto se debe en parte a que muchos confunden los síntomas con dolores de crecimiento o hiperactividad en niños y adolescentes, y también a que las personas no consultan sus síntomas hasta que la enfermedad ya ha evolucionado, generando así retrasos en el diagnóstico.
Además de afectar la calidad del sueño, el síndrome de piernas inquietas puede estar asociado con ansiedad, depresión y dificultades en las relaciones sociales y laborales. Los casos que se inician a edades tempranas pueden llegar a ser más graves, afectando hasta al 20% de los pacientes.
Aunque las causas exactas aún son desconocidas, se cree que pueden haber factores genéticos, deficiencias de hierro y alteraciones en los niveles de dopamina en el cerebro. Por tanto, es importante consultar al médico para un correcto diagnóstico y tratamiento si se experimentan molestias en las piernas que dificultan el sueño.
El tratamiento del síndrome de piernas inquietas se enfoca en abordar los síntomas, mejorar la calidad del sueño y puede incluir cambios en el estilo de vida, medicación y técnicas de relajación. También es fundamental hacer un seguimiento de la evolución de la enfermedad para evitar que empeore.
En resumen, el síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico que afecta a millones de personas en España. Aunque muchas de ellas podrían estar sin diagnosticar, es importante consultar al médico para recibir un tratamiento adecuado. La calidad del sueño y la salud emocional pueden verse afectadas, por lo que es fundamental abordar esta enfermedad de manera temprana.