La temporada invernal ha provocado un aumento de los casos de COVID-19, siendo más severo que la gripe. Durante la semana del 20 al 26 de noviembre, se registró un mayor número de hospitalizaciones por COVID-19 en comparación con la gripe. Además, el porcentaje de positividad del virus alcanzó un preocupante 15,2%.
La llegada de los meses fríos debilita las defensas pulmonares, lo que hace que los virus, como el COVID-19, afecten más. Los niños son los más afectados por esta enfermedad, pero los casos en adultos también han ido en aumento.
El aumento en los casos de COVID-19 también ha sido atribuido a las variantes del virus, como XBB.1.5., F456L y BA.2.86. Estas variantes han contribuido al aumento de los casos y presentan síntomas similares, como tos, congestión y dificultades respiratorias.
Además de estos síntomas comunes, también pueden presentarse fiebre, escalofríos, fatiga, dolores musculares, dolor de garganta, náuseas, vómitos y diarrea. Los síntomas suelen durar entre cinco y siete días, pero pueden variar en cada individuo.
Es importante destacar que algunas personas aún pueden experimentar pérdida temporal del gusto y el olfato, asociada al COVID-19. Por lo tanto, es crucial mantenerse alerta y seguir todas las medidas de prevención recomendadas, como el uso de mascarillas, el lavado frecuente de manos y el distanciamiento social.
Ante el aumento de casos y la presencia de variantes del virus, es fundamental priorizar la salud y el bienestar de la población. Se recomienda acudir a los centros de atención médica en caso de síntomas y seguir todas las indicaciones de los profesionales de la salud para prevenir la propagación del virus.
En conclusión, la temporada invernal ha traído consigo un aumento en los casos de COVID-19. Las variantes del virus, los síntomas y la importancia de seguir las medidas de prevención han sido puntos clave a tener en cuenta para proteger nuestra salud y la de los demás.
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