Las estatinas, medicamentos especialmente diseñados para reducir los niveles de colesterol y prevenir enfermedades cardiovasculares, han demostrado tener efectos positivos en pacientes con enfermedades hepáticas, incluida la cirrosis, según varios estudios.
A pesar de que el uso de estatinas puede provocar un aumento en los niveles de enzimas hepáticas, este efecto suele ser temporal y no impide su uso en enfermedades hepáticas que no sean cirrosis. De hecho, el tratamiento con estatinas se ha revelado como una herramienta útil en casos de hígado graso, previniendo la progresión a fibrosis y reduciendo el riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas.
En el caso de pacientes con cirrosis hepática, las estatinas han demostrado ser seguras y beneficiosas, disminuyendo el riesgo de mortalidad, infecciones, complicaciones y cáncer de hígado. El Dr. Carreño y su equipo en la Fundación Oriente20 han estado administrando tratamiento con estatinas a pacientes con enfermedades hepáticas cuando ha sido necesario, mostrando resultados positivos en la mejora de la salud hepática.
Estos hallazgos refuerzan la importancia de considerar el uso de estatinas en pacientes con enfermedades del hígado, como una medida efectiva para prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida. Con más investigaciones y estudios en curso, se espera seguir ampliando el conocimiento sobre los beneficios de las estatinas en el tratamiento de enfermedades hepáticas.
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