Según una encuesta realizada por el New York Post, casi la mitad de la generación Z se considera germofóbica debido a que se lavan las manos diez o más veces al día. Si bien lavarse las manos es una medida efectiva para prevenir infecciones, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS) advierte que el exceso de higiene también puede tener consecuencias negativas.
Datos de encuestas recientes muestran que aproximadamente una cuarta parte de los españoles no siempre se lava las manos después de ir al baño, lo cual es preocupante en términos de salud pública. A pesar de la importancia de la higiene de manos, la preocupación por este tema ha disminuido durante la pandemia, según el Instituto de Salud Carlos III y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El lavado excesivo de manos puede provocar problemas dermatológicos como dermatitis, sequedad o microheridas, especialmente en personal sanitario que realiza esta acción de forma repetitiva. La misofobia, un tipo de fobia relacionado con el miedo extremo a los gérmenes, la suciedad o la contaminación, puede llevar a conductas compulsivas de higiene que afectan la vida cotidiana, según el Colegio Oficial de Psicología de Madrid.
Es importante encontrar un equilibrio en la higiene de manos, ya que vivir sin microorganismos no resulta beneficioso y no se debe eliminar por completo a los mismos. Por tanto, es fundamental tener en cuenta si hay indicación para el lavado de manos y evitar conductas compulsivas de higiene sin motivo alguno. La conciencia y el adecuado conocimiento sobre este tema son clave para garantizar una salud óptima en la sociedad actual.
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