El Ayuntamiento de Madrid implementa cámaras de control para el acceso a zonas de bajas emisiones
En septiembre de este año, el Ayuntamiento de Madrid instaló un total de 257 cámaras de control para regular y supervisar el acceso a su Zona de Bajas Emisiones, como parte de la Estrategia de Sostenibilidad Madrid 360, aprobada por el consistorio anterior.
Esta medida tiene como objetivo principal proteger la salud humana y el medio ambiente en toda la ciudad de Madrid, estableciendo que toda ella sea considerada una Zona de Bajas Emisiones. Sin embargo, a partir de ahora, esta zona se extiende fuera de la M-30.
Con esta iniciativa, los vehículos que no cumplan ciertos requisitos no podrán acceder ni circular por la ciudad. En concreto, se impide el acceso a los vehículos que no tengan la etiqueta ambiental de la DGT, que no estén empadronados en Madrid antes del 1 de enero de 2022 o que no hayan abonado el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM).
Los automóviles afectados por esta restricción son aquellos a gasolina que no cumplan con la normativa Euro 3 o anterior, así como los diésel que no cumplan con la normativa Euro 4 o anterior. No obstante, se excluyen de esta restricción algunos vehículos, como aquellos empadronados en Madrid, los utilizados para el transporte de personas con movilidad reducida, los vehículos tipo A que no sean turismos y los coches reconocidos como históricos.
El Ayuntamiento de Madrid estableció un período de aviso sin multas hasta el 30 de junio, con el fin de informar a los conductores y permitirles corregir su situación. Sin embargo, a partir de esa fecha, se comenzarán a aplicar sanciones tanto en la M-30 como en la almendra central de la ciudad.
Las multas por circular sin la etiqueta correspondiente ascenderán a 200 euros, aunque se ofrece la opción de un pronto pago por 100 euros.
Con estas medidas, el Ayuntamiento de Madrid busca promover la reducción de emisiones contaminantes en la ciudad, fomentando el uso de vehículos más limpios y respetuosos con el medio ambiente. Además, se espera que esta estrategia contribuya a mejorar la calidad del aire y la salud de los ciudadanos madrileños.
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