Un terremoto de magnitud 7,4 sacudió Taiwán dejando al menos diez personas muertas y dañando 770 edificios, según la Agencia Nacional de Bomberos de la isla.
Entre los edificios afectados se encontraba el Taipei 101, uno de los rascacielos más altos del mundo, que resultó ileso a pesar de la intensidad del terremoto. Su construcción con hormigón armado y su flexibilidad estructural permitieron que se balanceara ligeramente durante el sismo, mostrando su capacidad para moverse con las fuerzas sísmicas.
El diseño del Taipei 101 incluye un amortiguador de masa sintonizado, un dispositivo de acero dorado en forma de orbe suspendido en la parte alta del edificio, que ayuda a contrarrestar los movimientos oscilantes y proteger la estructura. Este tipo de amortiguadores se utilizan en rascacielos de todo el mundo para protegerlos contra el movimiento violento causado por la vibración armónica durante un terremoto.
Además de los amortiguadores, el Taipei 101 cuenta con cimientos profundos, megacolumnas de acero y hormigón armado, y estrictos códigos de construcción antisísmicos debido a su ubicación en una zona de actividad sísmica.
A pesar de las simulaciones por computadora y pruebas realizadas en modelos a escala, todavía se desconoce cómo reaccionaría el Taipei 101 ante un evento sísmico más intenso o cercano en la realidad. La arquitectura y la ingeniería detrás de este icónico edificio continúan siendo temas de estudio y admiración en el mundo de la construcción.
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